“Hablamos de un edificio enfermo cuando este influye negativamente sobre la salud o bienestar de las personas que lo habitan. La causa más generalizada del malestar que provocan suele estar derivada de la contaminación del aire. Este hecho suele darse principalmente en entornos cerrados o de trabajo, -donde se abusa en muchos casos de la climatización automática, donde existen ventanas que no se pueden abrir o mucho suelo con moqueta-, lo más importante es la ventilación, la temperatura entre 22–24 grados y una humedad ambiental entre el 40% y el 50%. Los campos electromagnéticos también influyen en nuestra salud, repetidores de telefonía, tendidos eléctricos de alta tensión, redes inalámbricas, grandes cargas de electricidad estática”, dice Jesús Duque, de Alfa Inmobiliaria.
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